EL FASCISMO
EL
Fascismo es un movimiento
político y social que nació en Italia de la mano de Benito Mussolini tras la
finalización de la Primera Guerra
Mundial. Se trata de un movimiento totalitario y nacionalista, cuya doctrina (y las similares que se
desarrollaron en otros países)
recibe el nombre de fascista.
Desde 1922 hasta 1943 fue cuando
el citado dictador italiano se convirtió en el primer ministro de su país.
Fecha aquella última en la que fue depuesto y posteriormente encarcelado,
aunque en prisión estuvo muy poco tiempo pues recibió la ayuda de la Alemania
nazi para escapar de dicho lugar. No obstante, dos años después, en 1945,
finalmente moriría tras ser ejecutado.
El fascismo se propuso como
una tercera vía ante
las democracias liberales (como la estadounidense) y el socialismo (la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas). Además del régimen de Mussolini en Italia,
se califica como fascistas a la Alemania de Adolf Hitler y
la España de Francisco Franco.
El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice
encarnar el espíritu del pueblo. La población no debe, por lo tanto,
buscar nada fuera del Estado, que está en manos de un partido único.
El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la
propaganda (incluyendo la manipulación del sistema educativo).
El líder fascista es un caudillo
que aparece por encima de los hombres comunes. Mussolini se autodenominaba
como Il Duce, que deriva
del latín Dux (“General”).
Se trata de liderazgos mesiánicos y autoritarios, con un poder que se ejerce de
manera unilateral y sin ningún tipo de consulta.
Además de todo ello hay que
resaltar el hecho de que el Fascismo en Italia llevó a que se desarrollaran y
promulgaran las que se dieran en llamar “leyes raciales”. Estas eran un
compendio de medidas de discriminación y de persecución hacia todas aquellas
personas que fueran o estuvieran en relación con los judíos italianos.
Dicha legislación dio lugar no
sólo a que se llegara a hablar de una raza italiana “pura” sino también a que
se abrieran campos de concentración donde los judíos eran recluidos, sometidos
a trabajos forzosos, objetivos de todo tipo de torturas y abusos e incluso
algunos de ellos fueron también asesinados.
En Alemania, el fascismo está
asociado al nazismo
El proyecto político del fascismo es
instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista,[] []
mientras su base intelectual plantea una sumisión de la razón a la voluntad y
la acción, un nacionalismo fuertemente identitaria con
componentes victimistas que conduce a la violencia contra los que se
definen como enemigos por un eficaz aparato de propaganda, un componente social interclasista,
y una negación a ubicarse en el espectro político
(izquierdas o
derechas),
lo que no impide que habitualmente las corrientes historiográficas marxistas y
la ciencia política de extrema izquierda sitúen al fascismo en la extrema derecha
y le relacionen con la plutocracia, identificándolo algunas veces como
un capitalismo de Estado,[] o bien lo identifique como una
variante chovinista del socialismo de Estado[]
El fascismo tiene sus enemigos
agrupados en estos tres frentes: el social-comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico.
El concepto de «régimen fascista» puede aplicarse a
algunos regímenes políticos totalitarios o autoritarios
de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se impusieron por
las potencias del Eje durante
su ocupación del continente durante la Segunda Guerra Mundial.
El fascismo
es un espacio del totalitarismo en el cual la clase burguesa disfrazaba la
democracia para su bien propio, ya que su golpe principal está dirigido
contra los comunistas obreros y demás organizaciones
progresivas
También se pueden encontrar elementos del fascismo
fuera del período de entreguerras,
tanto antes como después. Un claro precedente del fascismo fue la organización Action Française
(Acción Francesa, 1898), cuyo principal líder fue Charles Maurras; contaba con un ala juvenil violenta llamada
los Camelots du Roi
y se sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria,
fundamentalista católica (aunque Maurras era agnóstico) y antisemita. Con
posterioridad a la Segunda Guerra Mundial reaparecieron movimientos políticos
minoritarios, en la mayor parte de los casos marginales (denominados neofascistas o neonazis), que reproducen idénticos o
similares planteamientos, o que mimetizan su estética y su retórica; a pesar de
(o precisamente como reacción a) la intensa demonización a que se sometió a la
ideología y a los regímenes fascistas, considerados principales responsables de
la guerra que condujo a algunos de los mayores desastres humanos de la
historia.
CONSECUENCIAS:
Económicamente: El país concluyó la guerra debilitado, con un industria
dañada, con el norte -el más desarrollado- muy afectado por los combates y con una todavía
anticuada estructura rural en el resto. El paro y la inflación fueron en constante incremento.
Socialmente: La crisis económica condujo a una notable agitación en los sectores más radicales de la clase obrera, partidarios de
tesis revolucionarias del estilo de las desarrolladas por los bolcheviques en
Rusia.
Políticamente: El nacionalismo italiano se
sintió herido al
interpretar que Italia había sido maltratada en las negociaciones llevadas
a cabo por los vencedores en la Paz de París. Este sentimiento fue
hábilmente explotado por Mussolini quien
en todo momento hizo alarde de una política de exaltación patriótica.
EL NACISMO: Nazi es la contracción de la palabra alemana NAtionalsoZIalistische, que significa nacionalsocialista y hace referencia al movimiento Nazista o Nazismo.
La palabra nazi se utiliza para todo lo que
se relaciona con el régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada
al poder del partido nacionalsocialista, el autoproclamado Tercer Reich y
Austria a partir de la Anschluss, así como los demás territorios que lo
conformaron (Sudetes, Memel, Danzig y otras tierras en Polonia, Francia,
Checoslovaquia, Hungría, Holanda y Dinamarca). La Alemania de este período se
conoce como la Alemania nazi.
Fue un término
acuñado por el ministro de propaganda del régimen alemán Joseph Goebbels, que lo usó durante
uno de sus discursos para referirse a los miembros de su partido, el Nationalsozialistische Deutsche
Arbeiterpartei (NSDAP)
Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.
Contexto histórico
EL NAZISMO
es una ideología que surge en la Alemania de
los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que
las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial
del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial, las
democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial
parecía dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas
al marxismo y socialistas del siglo XIX. La acumulación de la producción llevó
a la quiebra de las empresas, despidos masivos de trabajadores y la situación
se agrava aún más. En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los
devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de
la derrota en la Primera Guerra Mundial,
y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se
llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como
de derecha.
El nacionalsocialismo identifica en la
comunidad judía la antítesis del hombre ario, siempre en lucha con él. De allí
deriva teorías acerca de la existencia de una conspiración judía para hacerse con el control mundial. Advierten
que muchos de los principales líderes comunistas son también judíos y asimilan
ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los nacionalsocialistas o nazis encontrarán en este colectivo el
blanco perfecto de su ira para que el pueblo alemán descargue toda la
frustración ante la pésima marcha de la economía.
Los veinticinco
puntos del NSDAP no varían desde
su creación como Partido Obrero
Alemán: expulsar a los judíos, establecimiento y defensa de un
cristianismo positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el
particular, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles
Una fe ciega en
un líder, Hitler, y un enemigo
mortal al que echar todas las culpas, a los judíos. Creyentes con una fe
inquebrantable en Hitler que,
curiosamente, harán notar sus animadversiones hacia sus compañeros de partido
compitiendo unos con otros por obtener los favores del führer cuando éste ostente el poder.
El grupo ya
hacía tiempo que llevaba forjando todo un mito en torno a la raza aria. Un mito sobre sus orígenes,
sobre su fuerza y su vigor y, ante todo, sobre su superioridad respecto a las
demás razas.
Tratándose de
un gobierno totalitario, otras características típicas son las de presentar un
fuerte liderazgo de un caudillo supremo,
en este caso Hitler, y por
defender un imperialismo visceral
que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores. A la
pregunta de qué es el nazismo, muchos alemanes en aquella época respondían: la voluntad del Führer.
Inicio y acceso al poder del nazismo
En 1919, el
austríaco Adolf Hitler, se
desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar
acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se
unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde,
el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el
rechazo al Tratado de Versalles,
la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad
de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
Este partido no
hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la gran cantidad de
partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni
sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña
anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa.
Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.
Se adoptaba
asimismo un nuevo nombre, el de Partido
Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por
el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar
un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es
condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que
finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro
semiautobiográfico Mein Kampf (Mi lucha) que pronto se convierte en
el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su
anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las
demás.
El crecimiento
del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría
en el Reichstag (Parlamento alemán),
en 1933 Hitler consigue ser
llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de
Alemania.
De canciller a Führer del III Reich
Una vez en el
cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda
nazi.
Muy poco tiempo
antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los
comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y
sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.
Finalmente, las
elecciones le otorgaron el control del Parlamento,
que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de
medios democráticos. La Ley
Habilitante era en realidad una serie de herramientas jurídicas que
le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los
límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para
mantener el orden en la república. Comenzaba el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
Hitler, tras la
muerte del Presidente Hindenburg,
reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado
exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este
principio político, el Führer
(Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el
pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.
Así, la voluntad del Führer se transformaba en la
ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de
control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era,
por definición, antinacional.
El régimen que
se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad,
mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser
duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a
unos escogidos que irán conformando una nueva
élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La
ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para
justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía
preparando.
El poder de
Hitler se consolida la noche de los
cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes
de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su
ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.
Persecución y represión
Hitler aplicó
de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos
(definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales
y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la
"nación".
La represión la
llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925
y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo,
policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de
espías y delatores.
El terror se
ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en
campos de trabajo.
Propaganda
La propaganda
se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos,
manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la
disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió
a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a
su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros
fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de
libros considerados "perniciosos".
El cine sufrió
no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían
contener algún mensaje pronazi.
El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda,
utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en
un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer
entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda
no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos,
sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para
la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los
jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales
de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la
crianza de los niños.
Los jóvenes
fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones
destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las Juventudes Hitlerianas. En ellas los
jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a
las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares. No obstante lo anterior,
un gran número de mujeres también hizo parte de las Hitlerjugend.
Uso de la economía como propaganda política
Para Hitler, su
régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual
debía someterse la economía del Tercer Reich. Así, hasta 1939, las demandas de
los industriales (de menores costos) se enfrentaron con la necesidad de la
legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Las
competencias nacionales de destreza en el oficio, o el lanzamiento de Volkswagen -el auto del pueblo- fueron
claros ejemplos de esta obra social del Tercer Reich.
Las políticas
socialistas de la Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto
en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año
desde 1933) y de un control de precios y salarios policíaco, que provocó todo
tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.
Política de higiene racial
Los nazis
instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa
la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación aquella que
presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la
eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas
de buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza perdida
recupere su esplendor. El resultado de esto fue el establecimiento de
los campos Lebensborn en
los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas con padres seleccionados
para la creación de niños racialmente puros.
El nazismo está
imbuido de una paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado
científico-místico. Por una parte, pretende demostrar mediante la moderna
ciencia de la biología, la selección natural de Darwin y las leyes de la herencia de Gregorio Mendel, de modo pseudocientífico la realidad de la raza
pura y ,por otro lado, presenta la creencia mística de que esta debe recuperar
unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces con razas supuestamente
degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En los
judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda Guerra Mundial empezarán a ser exterminados en los campos
de concentración.
Antisemitismo Nazi
Para Hitler,
los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor
aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de
una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue
reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo XX), Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo XIX).
El judío era el
enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la
movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de
los propios problemas.
En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía
alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con
los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a
todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron
la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose
masivas emigraciones.
Luego siguió
una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización"
de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les
prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones
y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los
de "Sara" o "Israel" a los propios.
En noviembre,
esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos
de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó
la "noche de los cristales
rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo
de restaurar el orden que el mismo había perturbado.
Los judíos
fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar
los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el
dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se
les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el
frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
Finalmente, los
judíos fueron concentrados en ghettos
(barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la
esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos, inicialmente
destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado"
(comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para
experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, testigos de Jehová
(conocidos entonces como los Bibelforscher) o "Jehovas Zeugen",
gitanos, homosexuales y discapacitados.
Sobre este
último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío en las
proporciones que son comúnmente aceptadas. Los principales expositores del caso
son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David Irving. El caso más conocido fue
el del Commonwealth de Canadá contra Ernst
Zundel, ciudadano alemán quien negó el holocausto en su página de
internet. Al viajar a Canadá, fue detenido y procesado por difamación contra el
pueblo judío. En dicho proceso, Alfred Leuchter, constructor de cámaras de gas
para las prisiones de los Estados Unidos realizó un informe en el que concluyó
que en la gran mayoría de las cámaras de gas de los campos de concentración de
la segunda guerra mundial habría sido imposible gasear masivamente una
población, sin embargo, vale la pena aclarar que el informe no niega la
existencia del holocausto sino los métodos utilizados para el exterminio del
pueblo judío.
Política exterior
El objetivo
final de la política exterior nazi
era la conquista del Lebensraum
o espacio vital alemán. Su imperialismo
era a la vez económico y racial. Hitler
sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente
espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y
la población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores.
La política
interior totalitaria del Tercer Reich
estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases
materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los
grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían
a la población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado primero en secreto, se hizo público después de
1935 y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por
el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y
francesa fue la del "apaciguamiento", que consistía en conceder a
Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos, apostando con esto a
mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos
mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques
y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron
crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al
pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo
prestigio al reich.
En 1936, las
fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente Renania. Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en
ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas
promesas de paz.
Al episodio de
Renania le siguió la intervención en la guerra
civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intentó en
vano impedir la campaña de anexión de los nacionalistas austríacos y dejó
finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó
luego la Unión.
El siguiente
objetivo fue Checoslovaquia,
donde un conflicto con la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938.
Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Checoslovaquia debió ceder. Pero Hitler invadió el resto de
Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el
fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia.
Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó
en septiembre de 1939 a invadir Polonia,
Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
EL FACISMO EN COLOMBIA. Desde la muerte de Simón Bolívar (1830),
se enfrentan en una cruenta lucha de clases; una oligarquía latifundista y
financiera transnacionalizada apoyada desde ese entonces por el gobierno
Norteamericano; contra el 'pueblo trabajador' (concepto manejado por Gramsci en
1921 que incluye tres clases sociales, los obreros, los campesinos y las
abundantes capas medias).
Esta lucha de dominación y explotación, se desarrolló hasta el pacto de
Benidorm en 1957, bajo la forma de ciclos recurrentes de guerra sectaria
bipartidista entre los trabajadores reclutados a la fuerza y adscritos a uno de
los dos partidos tradicionales, liberal-conservador, seguida de un pacto de paz
para el reparto del presupuesto estatal. En el siglo XIX nueve (9) 'guerras
civiles bipartidistas de grandes proporciones y en siglo XX la guerra civil
liberal-conservadora no declarada llamada 'violencia', iniciada en 1946 pero
generalizada a partir del asesinato del líder de la izquierda liberal Jorge
Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 y cuyo fin se pactó en Benidorm en 1957,
con la instauración del Frente Nacional bipartidista. (Fernando Guillen Martínez.
Editorial Planeta. Bogotá. 1.996).
Sin embargo, esta última guerra desarrollaría en su interior la toma de
conciencia y diferenciación clasista de amplios sectores de los trabajadores
del campo y la ciudad colombianos, levantados en armas mediante la forma de
guerrillas defensivas de supervivencia.
En junio de 1953 el gobierno 'corporativo' conservador, ejercido por el
dictador civil e ideólogo falangista Laureano Gómez, ante la imposibilidad de
derrotar militarmente las guerrillas liberales-gaitanistas y comunistas, es
reemplazado mediante un golpe militar apoyado por la embajada Norteamericana,
por el general Gustavo Rojas Pinilla, quien instaura una dictadura militar
abierta. Uno de sus primeros actos de gobierno es proponer una amnistía para
los guerrilleros. En los llanos orientales pactan Guadalupe Salcedo y Franco
Isasa. En el Magdalena medio Rangel Gómez. En el Sumapaz se desmoviliza Juan de
la Cruz Varela y en el Tolima Isaura Yosa y Jacobo Prías Alape. Se acogen
también las guerrillas de Urrao y las del rio Sinú. El otro acto de gobierno
importante de la dictadura, fue pagar el apoyo brindado con el envío a Corea en
1954, de un importante batallón de militares colombianos, a guerrear bajo
órdenes directas de oficiales Norteamericanos.
Uno a uno van cayendo ajusticiados a manos del tenebroso servicio de
inteligencia colombiano (SIC), los más importantes jefes guerrilleros
desmovilizados. Otros como el dirigente comunista agrario e indígena paéz
Isauro Yosa (a. Líster) son encarcelados y enviados al campo de concentración
de Cunday en Tolima. Los pocos que pueden se refugian montaña adentro. El
llamado 'batallón Colombia' regresa con oficiales altamente entrenados y
férreamente adoctrinados en la lucha contra el comunismo internacional, y
apoyada por el Ejército Norteamericano, la dictadura militar elabora el Plan
para desembarcar 9.000 soldados,
El ejército colombiano la llamó guerra contra-insurgente y sus
lineamientos básicos los había establecido en un memorando secreto el famoso
Brigadier General William. Al punto que medio siglo después, en cuanto al objetivo de
la eliminación del enemigo interno con el fin de quitarle el agua al pez, se
calcula que han sido fusilados o desaparecidos en operaciones encubiertas
típicas de este modo de operar, más de 100.000 dirigentes cívicos, populares
sindicales, maestros, indígenas, afro descendientes, estudiantes, y en especial
más de 4.000 cuadros políticos del partido político de izquierda marxista
llamado Unión Patriótica. Sin embargo y a
pesar de todo esto, el supremo objetivo para el que fueron creados de ganar
para sus creadores la guerra anticomunista en Colombia, aún no se ha podido
cumplir y muy por el contrario, el conflicto social y armado continúa avanzando
implacable sin solución e incluso agravándose.
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