IMPERIO DE LOS HITITAS
Al comenzar II milenio aC., el corazón de Asia Menor (la
actual Turquía) verá el nacimiento de uno de los imperios más importantes de la
historia antigua. Los hititas, a los cuales le atribuyen importantes avances
como por ejemplo ser los primeros en dominar la elaboración de utensilios y
armas con hierro, sin duda este elemento les convirtió en uno de los ejércitos
más importantes del Mundo Antiguo. Desarrollaron avanzados sistemas de batalla
basados en sus célebres carros de guerra, pero también se convirtieron junto a
los egipcios en pioneros en el arte del pacto, al acordar entre ambos imperios
el conocido tratado de kadesh,
el más antiguo de la historia.
Fases de la historia de los hititas.
En tono al año 2.000 aC., una serie de pueblos nómadas
comienzan a asentarse en el centro de la Península de Anatolia, que en aquellos
momentos estaba habitada por el pueblo de los hatti.
Entre los recién llegados destacan los luwitas, palaitas y nesitas, los
tres tienen en común el denominado origen indoeuropeo, es decir del amplio
espectro de pueblos nómadas que deambulaban por las estepas, desde el
subcontinente indio hasta Europa Oriental. Tras dichos asentamientos surgirán
las pequeñas ciudades estado tradicionales del Mundo Antiguo, y que en torno al
año 1.800 aC., comienzan a entrar en diversos conflictos entre ellas, buscando
la supremacía de la zona.
Antiguo Reino, 1750-1500 aC.
Según las fuentes escritas de sus vecinos asirios, Annita, descendiente
del pueblo de los nesitas, sometió al resto de los pueblos de la zona para
convertirse en el primer rey del Imperio hitita. Si en un principio se
convirtieron en vasallos de los asirios, la decadencia de estos últimos, pronto
les llevó a convertirse en el poder más fuerte de la zona. Al principio
situaron la capital del imperio en Kültepe, territorio de los nesitas, debido a
que la capital y principal centro comercial de la zona de los hatti, Hattussa,
fue incendiada por el rey Annita.
¿Cómo eran los hititas?
Tras conocer algunos de los detalles más importantes de su historia, no
podemos dejar pasar la ocasión para conocerlos un poco mejor. Su conocimiento
proviene de las bibliotecas de sus vecinos asirios y egipcios, pero sobre todo
de su gran Archivo Real de Boghazköy, hallado en las inmediaciones de su
antigua capital Hattussa.
En su
estructura política hallamos ciertas diferencias con sus
rivales y vecinos, podemos decir que el Imperio hitita era una unión de varios
estados apoyados en uno central, que era gobernado por el rey. La figura de
este último era la cúspide política del estado, y a pesar de que no la podemos
considerar como absolutista, ya que era elegido por la Asamblea de Notables, en
la práctica del trascurso de su historia los rasgos clásicos de este tipo de
monarquía se fueron acentuando en los monarcas hititas. Se convertían en
dirigentes de los ejércitos y en jueces supremos, además tras su muerte eran
adorados como un dios más del panteón hitita. Al lado su esposa principal
ejercía como reina madre del estado, y por último destacar la figura del joven
príncipe heredero elegido por la Asamblea de Notables e incorporado tras la
designación a las tareas de gobierno del estado.
La sociedad hitita
estaba constituida por familias monógamas, solo los reyes y los altos
dignatarios del estado tenían permitido la práctica de la poligamia. La línea
hereditaria en las familias era masculina, y a las hijas se les tenía que dotar
antes de contraer matrimonio. Destacar que, en una sociedad guerrera como la
hitita, era imprescindible el reclutamiento, por lo que entre los hombres, el
servicio militar era obligatorio.
La religión de
los hititas, como no podía ser de otra forma era politeísta y de tradición
mesopotámica. Como en el resto del mundo antiguo, la religión se inmiscuía en
la vida política y social del pueblo hitita. Significar que sus principales
dioses eran Wurusumu, la diosa solar, y su esposo Teshub,
dios de la tempestad. De ambos fue surgiendo el resto de gran panteón de
dioses, estos se contabilizaban por cientos. Por todo el imperio se extendió la
construcción de grandes lugares de culto, como Yazilikaya cerca de Hatussa.
Estos servían a los reyes como escaparte de su supuesto lugar al lado de los
dioses. En ellos se celebraban los más diversos festejos y celebraciones
religiosas, la más importante, el Purullu, se llevaba a cabo tras el riguroso
invierno, a la espera de las grandes lluvias que debían proporcionar
esplendidas cosechas.
La escritura como
parte esencial del mundo antiguo era practicada por los hititas desde su
gestación como sociedad. En los archivos reales de Boghazköy, se han hallado
dos formas diferentes de escribir, una más antigua basada en la escritura
cuneiforme y una segunda más reciente a partir aproximadamente del Imperio
Nuevo basada en los jeroglíficos hititas, por cierto, muy diferentes a los de
sus vecinos egipcios. Ambas escrituras les sirvieron para expresarse en
diferentes idiomas o dialectos, entre ellos los de sus pueblos de origen, es
decir los luwitas o nesitas. En las celebraciones religiosas se usaba una
lengua muerta como el sumerio, y en la documentación oficial o correspondencia
internacional, la legua por excelencia del Próximo Oriente, la babilónica.
Aportes
a la humanidad
El gran aporte o legado de los Hititas en la Historia,
es el haber sentado las bases para la diplomacia y las relaciones comerciales
internacionales, ya que cuentan en su haber con la magistral elaboración del
más antiguo Acuerdo de No Agresión, entre ciudades-estados que lograron
aglutinar para la conformación de su imperio. Fueron hábiles diplomáticos,
expertos militares que desarrollaron y perfeccionaron el carro de combate para
las batallas y guerras de conquista y defensa; además de ser los primeros en el
Medio Oriente en dominar la utilización del hierro para la elaboración de armas
y artefactos de uso cotidiano.
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