lunes, 4 de noviembre de 2019

NACIMIENTO DE LA INDUSTRIA COLOMBIANA




Es decir, en sentido técnico, el proceso mecanizado de transformación de materias primas que rebasa las meras necesidades domésticas y está destinado a un gran mercado-- tuvo varios nacimientos y varias muertes antes de su consolidación decisiva.
Así, concentradas en Bogotá, emergieron entre las décadas de 1830 y 1850 fabriquitas de loza, ácido sulfúrico y tejidos de algodón, que aprovecharon la fuerte pendiente de los cerros para mover tornos y telares mediante la energía hidráulicas de ruedas de paleta. Este primitivo esfuerzo murió casi en la cuna, al no poder superar las trabas naturales de su dependencia de la abundancia o escasez de aguas, unido a la competencia desigual con los productos extranjeros de superior calidad.
Un segundo parto, de mejores auspicios, fue el de la producción de hierro, cuyo origen se confunde con las gestas de independencia en la búsqueda de minerales de plomo y hierro para fabricar municiones y cañones con los cuales enfrentar la reconquista española. Empezó a surgir, entonces, el sector de las ferrerías, es decir, las pequeñas fábricas de hierro con altos hornos, martinetes, refinación y fundición de hierro primero en la población de Pacho en 1827, donde la instalación, de este capital fijo inicial exigió la asociación de embrionarios capitales que provinieron de las minas de sal, esmeraldas, oro y plata, y del comercio. Pronto el negocio se consolidó, atrajo capital extranjero, y fue objeto de varios golpes de mano para apoderarse de él, como el de la crisis financiera de Bogotá de 1842.
Promisorio, el pequeño sector de hierro se diversificó regionalmente con la ferrería de Samacá en 1856, la de La Pradera en 1860 y la de Amagá en 1865, donde "iron-masters" ingleses traídos a Pacho o ingenieros franceses aportaron su pericia. El mercado del hierro nacional pareció consolidarse, aunque la dependencia de la energía hidráulica determinó que los altos hornos permanecieran apagados a veces hasta seis meses. El vapor sólo llegó en la década de 1880 a Samacá y La Pradera, quizá un poco tarde, porque la vinculación estratégica entre este sector siderúrgico y su principal cliente, los ferrocarriles, nunca se dio. Los primeros rieles nacionales, objeto de inusitado entusiasmo patriótico, se fabricaron, ciertamente en La Pradera en 1884. Sin embargo, como los yacimientos de hierro nunca fueron objeto de una prospección geológica estricta para determinar su calidad y su cantidad, el hierro producido resultó a la postre rechazado por el gran consumidor, que exigía acero para rieles y equipos en vez del quebradizo hierro. Las ferrerías se fueron cerrando y sucedió que los altos hornos tuvieron una vida útil más larga que los yacimientos, cuando lo lógico hubiera sido lo contrario (ver Credencial Historia Nº 43, julio 1993, pp. 8 a 13).
Si el país no alcanzó la revolucionaria asociación entre carbón, hierro y ferrocarriles, acumuló en cambio experiencias. La figura del capitán de industria --o sea, aquel que era capaz de trabajar a base de capital fijo con el indispensable cálculo de capital mediante la contabilidad-- se consolidó, apoyada en el café, en minas de oro y plata y en la experiencia interna y externa de los ferrocarriles; éstos a su vez fueron creando la infraestructura necesaria para un gran mercado interior, de que carecieron las ferrerías; por último, las máquinas empezaron a ser movidas ya no por primitivas ruedas hidráulicas ni por incómodas máquinas de vapor, sino por versátiles motores y dinamos eléctricos. En condiciones de establecer un cálculo racional de sus costos surgió, así, experiencias industriales aisladas como Bavaria, primero en Santander y luego en Bogotá; fábricas de tejidos y astilleros navales en la Costa Atlántica y fabriquillas de productos de primera necesidad en Medellín, Cali y Bucaramanga
El quinquenio del presidente Rafael Reyes protegió decididamente este esfuerzo interno, pero fue la década de 1920 la decisiva. Como en Europa, el primer grito del capitalismo industrial fue la generalización del trabajo femenino e infantil, concentrándose un efectivo importante de obreras en Medellín, en empresas como Coltejer, Textiles de Bello y Frabicato, que empezaron a especializar y a disciplinar su mano de obra, con la ayuda de la Iglesia católica. Esta disciplina dentro y fuera del trabajo tampoco faltó en Bogotá, donde los obreros fueron obligados a mantener sus ahorros en cajas y sociedades mutuarias.
Asegurados una disciplina del trabajo, un Estado y un derecho racionales, y una organización empresarial del trabajo, otro hecho definitivo para el nacimiento de la industria colombiana fue el rompimiento de las trabas naturales que impedían el movimiento continuo de máquinas y equipos y una oferta permanente. No fue coincidencia que los mismos empresarios que fundaron las primeras fábricas se unieran para crear las primitivas empresas de energía eléctrica, tal como aconteció en Bogotá y Medellín, donde los fundadores de Cementos Samper o Coltejer crearon empresas para autoabastecerse de electricidad y vender sus sobrantes. Pero fue en el occidente colombiano, en Antioquia, donde se echaron las raíces del sector hidroeléctrico, con grandes centrales y amplios sistemas de conducción, del cual depende aún en gran medida todo el territorio nacional.
A esta última experiencia está asociada la condición final del surgimiento de la industria: su organización y funcionamiento ya no dependen de lazos estamentales, sino del concepto profesional. El ingeniero emerge en la industria colombiana con una autoridad indiscutida, basada más en la técnica que en la ciencia. La creación de una empresa industrial ya no es fruto de la especulación o de la aventura, sino de un estudio previo de yacimientos y materias primas, del mercado y de la técnica. Así se planearon las empresas del sector de cementos en el centro del país y en Antioquia, con fábricas como Cementos Samper, Diamante y Argos. Yacimientos calcáreos, carboníferos, ferrosos e incluso petroleros fueron objeto de misiones de geólogos alemanes y norteamericanos.
Mano de obra disciplinada, técnica, racional, mercado interior asegurado por la red ferroviaria y carretera, derecho laboral primitivo, Estado proteccionista y organización empresarial del trabajo: todos estos elementos se combinaron únicamente en la década de 1920. De este período data la fundación y la consolidación de esfuerzos nacionales que aún sobreviven: Fabricato, Coltejer, Bavaria, Cementos Diamante, ingenios Providencia y Riopaila, Cervecería la Libertad (después Cervecería Unión), y de proyectos del capital internacional, como la Tropical Oil Company. La mano de obra fabril, por último, empezó a conformarse cada vez menos con la promesa de la bienaventuranza eterna, creó sus primeros sindicatos e inició huelgas, como la de las obreras de la fábrica textil de Bello, en 1920. Las relaciones obrero-patronales fueron entrando, así, en el terreno del cálculo y de la previsión.

MODERNIZACIÓN EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XX
Desde mediados del siglo XIX nació la ingeniería colombiana en las aulas del Colegio Militar, creado por iniciativa del general Tomás Cipriano de Mosquera para formar los oficiales del Estado Mayor y los ingenieros civiles, a la manera de los institutos franceses de la era napoleónica.
Surgió entonces el primer ferrocarril, a solo 18 años de su iniciación en Europa, con la construcción del cruce del istmo de Panamá por un concesionario extranjero. Pero bien pronto los egresados del Colegio Militar estimularon el interés de los mandatarios regionales por la promoción de líneas férreas, inicialmente orientadas a desembotellar el país mediante los enlaces con los puertos marítimos y el río Magdalena. Era el despertar de un territorio encerrado entre agrestes montañas, que doblegaba una naturaleza hostil. Así se explica que nuestros ferrocarriles fueran concebidos en trocha angosta, con fuertes pendientes y estrecha curvatura.
En ese titánico esfuerzo compitieron los antiguos estados federales y el gobierno nacional, con la efectiva cooperación de concesionarios privados, nacionales y extranjeros, que vincularon sus capitales a empresas de alto riesgo, por las frecuentes guerras civiles y las penurias fiscales. El nombre de Francisco Javier Cisneros, oriundo de Cuba, se ha inscrito en la historia de nuestra ingeniería como el pionero de esos proyectos.
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A la izquierda: Tarjeta postal de Francisco Mejía M., ca. 1930. Colección Luis Fernando Molina. Al centro: Limón a Cisneros en el Ferrocarril de Antioquia. A la derecha: Viaducto de Dosquebradas "César Gaviria Trujillo”, en Pereira, Premio Nacional de Ingeniería, 1998
En ese titánico esfuerzo compitieron los antiguos estados federales y el gobierno nacional, con la efectiva cooperación de concesionarios privados, nacionales y extranjeros, que vincularon sus capitales a empresas de alto riesgo, por las frecuentes guerras civiles y las penurias fiscales. El nombre de Francisco Javier Cisneros, oriundo de Cuba, se ha inscrito en la historia de nuestra ingeniería como el pionero de esos proyectos.
El despertar del siglo XX coincidió con la cruenta guerra de los Mil Días, que paralizó el progreso nacional. Pero entonces surgió la visión del general Rafael Reyes como jefe de Estado, que continuó el desarrollo ferroviario e inició la era de las carreteras, una vez difundido el invento del automóvil. La ingeniería colombiana recobró entonces sus impulsos iniciales y los proyectó a lo largo de tres décadas, en que las obras viales concentraron el esfuerzo realizador y el desarrollo tecnológico, con la iniciación de los pavimentos y la instalación de grandes puentes metálicos, que después evolucionaron hacia las estructuras de hormigón armado.
Paralelamente, desde la década de los años veinte se promovió la rectificación del río Magdalena y la apertura de las Bocas de Ceniza para realizar el puerto de Barranquilla, que complementara las facilidades de Cartagena, Santa Marta y Buenaventura, simultáneamente expedidas para habilitar el desarrollo del comercio internacional. Por esa misma época se inició el transporte aéreo, en que Colombia figuró como pionera de América.
Este proceso de la ingeniería de obras públicas inició su diversificación en la década de los años cuarenta con las primeras centrales hidroeléctricas, construidas en los saltos de Guadalupe y Tequendama, además de las obras sanitarias de las ciudades principales y las irrigaciones en los llanos del Tolima. Entonces penetró la técnica extranjera y se produjo la especialización profesional de los ingenieros colombianos.
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A la izquierda: Presa del río Guatapé, en Antioquia. Al centro: Represa de la central hidroeléctrica de Betania en el Huila. A la derecha: Puente sobre el río Chinchiná
 También penetraron las técnicas modernas de construcción de vías, al promoverse el ferrocarril del Atlántico para la articulación de la red y modernizarse las especificaciones de las carreteras por la misión Currie, que a mediados de 1950 evaluó y programó el desarrollo de la infraestructura nacional. Ese informe impulsó la ayuda financiera del Banco Mundial, iniciada en 1951, y la del Banco Interamericano de Desarrollo, que comenzó diez años después. La cooperación de estos organismos se ha mantenido creciente durante el resto del siglo y ya registra un monto global de unos US$ 8.000 millones,
Entre tanto, el marco institucional ha tenido considerables transformaciones, desde la creación del Ministerio de Obras Públicas en 1905, que inicialmente concentrara todas las actividades de la ingeniería. Pero en la medida en que se diversificaba se fueron creando nuevos organismos para desarrollar los servicios que habían cobrado importancia. Así fueron creciendo el aparato estatal y las obligaciones presupuestales, no sólo para realizar las obras, sino también para subsidiar a las entidades deficitarias. Como resultado de este proceso se ha revivido el sistema de las concesiones y la activa participación del sector privado en la propiedad de las empresas públicas. Pero la ingeniería colombiana mantiene su presencia activa en el desarrollo nacional.
Al hacer este breve recuento no puede olvidarse la contribución exitosa del medio universitario, iniciada en las postrimerías del siglo pasado con la creación de las Facultades de Ingeniería de Bogotá, Medellín y Popayán, que han sido diversificadas y complementadas con más de un centenar de institutos especializados. Tampoco puede olvidarse a la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que desde principios del siglo actúa como órgano consultivo del gobierno y como veedor de la reglamentación profesional.
Los hechos y circunstancias aquí relatados serían incompletos si no incluyeran alguna referencia a sus principales ejecutores, como verdaderos artífices del desarrollo nacional. Son muchos los nombres que surgen a través de las páginas de la historia, pero bien pueden sintetizarse en los principales cultores de las varias disciplinas: Francisco José de Caldas como investigador y astrónomo, Lino de Pombo como pionero de los estadistas, Juan N. González Vásquez como realizador de ferrocarriles, Germán Uribe Hoyos como promotor de las carreteras, Carlos Boshell Manrique como iniciador del desarrollo eléctrico moderno, Julio Carrizosa Valenzuela como educador emérito y Carlos Sanz de Santamaría como estadista de proyección internacional. Los tres primeros nombres surgen del pasado y los cuatro últimos se ubican en el presente siglo como sus dignos sucesores.

jueves, 26 de septiembre de 2019

PROBLEMAS AMBIENTALES



ACTIVIDAD
Realizar mapa temático

PROBLEMAS AMBIENTALES DE COLOMBIA MÁS GRAVES
Los problemas ambientales en Colombia, como la contaminación atmosférica o la elevada deforestación, continúan generando costes elevados en materia de salud y deterioro de recursos ambientales.
Para el año 2014, según el Atlas Global de Justicia Ambiental, Colombia figuró como el país con mayores problemas ambientales de América Latina, algo alarmante tratándose del segundo país en biodiversidad en el mundo tras albergar el 15% de la fauna y flora de la tierra.
problemas ambientales colombia como la mineria ilegalLos principales problemas han sido generados por la contaminación antropogénica, de la cual derivan actividades como la deforestación, el comercio ilegal de fauna y flora, y la caza.
No obstante, han sido las actividades industriales y los fuertes conflictos armados los que a su vez han contribuido a acrecentar la crisis ambiental.
Para marzo del año 2017, las autoridades locales de la ciudad de Medellín se vieron obligadas a comunicar alerta roja por la intensa contaminación atmosférica producto de los gases contaminantes emitidos por los vehículos y las industrias mayoritariamente.
Si bien el gobierno ha implementado diferentes políticas, normativas y estatutos medioambientales con el objetivo de mejorar la calidad ambiental, diversos problemas continúan presentes.
Principales problemas ambientales de Colombia
1- Contaminación atmosférica
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, las ciudades con mayores problemas de contaminación atmosférica son Bogotá y Medellín.
Esto es debido a que en ellas se condensan una elevada cantidad de contaminantes provenientes de la industria y el transporte.
En Colombia, este tipo de contaminación es ocasionada mayoritariamente por las industrias manufactureras y las explotaciones mineras, junto a la quema de materiales agropecuarios y los contaminantes de los automóviles.
La urbanizada provincia antioqueña, el Valle de Aburrá, ha sido catalogada también como una de las zonas más contaminadas de Colombia debido a tres principales razones.
En primer lugar, al aumento del parque automotor, puesto que la cantidad de autos aumentó en un 304%, teniendo el 50% del parque automotor más de cincuenta años de antigüedad.
En segundo lugar, la topografía de la zona, puesto que la cuenca en la que se ubica Medellín y otros nueve municipios de Antioquia tiene una profundidad de 1 km y 7 kilómetros de largo, lo que genera que el 58% de la población se concentre en esa zona generando una especie de “olla de presión” contaminante.
Y, por último, la falta de zonas verdes es importante pues existe un déficit de más de 700 árboles.
Actualmente, este tipo de contaminación es uno de los principales problemas pues día a día la calidad del aire disminuye.
2- Contaminación hídrica
Desde el año 2011, el Instituto Nacional de Salud en Colombia reveló que la mitad de los departamentos del país registran aguas contaminadas que se utilizan para el consumo humano.
Una situación alarmante originada porque los principales centros urbanos del interior de Colombia han crecido de forma descontrolada alrededor de cuerpos de agua continentales o marítimos.
Existen pésimas condiciones de saneamiento básico, lo que ha contribuido al vertimiento de aguas residuales y una inadecuada disposición de residuos sólidos que suelen ser transportados por los ríos Magdalena, Cauca, San Juan y Patía principalmente.
A pesar que Colombia es el sexto país con la mayor oferta de agua en el mundo, el Ministerio de Medio Ambiente de Colombia calcula que la mitad de sus recursos hídricos se encuentran contaminados.
Esto se debe a las inadecuadas formas de explotación minera y las actividades agroindustriales donde químicos y pesticidas son arrojados a las aguas.
Hoy día, ciudades como Barranquilla poseen sólo lagunas de oxidación antes del vertimiento de las aguas, y en el caso de Bogotá, se estima que su plan de tratamiento de aguas sólo procesa el 20% de los desechos que produce la población.
Esto se combina con una gran falta de planificación urbana al encontrarse las principales ciudades como Bogotá, Cali, Cuco, Magdalena y Medellín hídricamente colapsadas.
3- Destrucción del Chocó biogeográfico
El Chocó biogeográfico es una zona que incluye territorios de Colombia, Ecuador y Panamá y que alberga más del 10% de la biodiversidad del planeta.
El Chocó ocupa aproximadamente el 2% de la superficie terrestre y es uno de los espacios naturales más ricos del mundo. Sin embargo, una gran variedad de ecosistemas y con ellos el 25% de las especies endémicas del mundo, están siendo destruidas.
En Colombia tiene presencia en los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y en menor proporción Antioquia.
Se encuentra principalmente en peligro debido a las actividades de explotación de recursos naturales y mineros que se han llevado a cabo en la zona, y por la destrucción masiva de árboles y la comercialización ilegal de especies.
Colombia se encuentra llevando a cabo dos proyectos en la zona. Uno respectivo a la construcción del tramo faltante de la carretera Panamericana; y otro, consistente en la construcción de un canal interoceánico.
Todas estas actividades están originando la pérdida del espacio de mayor biodiversidad de Colombia.
4- Elevada deforestación
La tasa de deforestación en Colombia ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años, situación que se ve reflejada en la pérdida de 178.597 hectáreas de bosque en el año 2016.
Dicha tasa aumentó en un 44% en ese año debido a la excesiva praderización, ganadería extensiva, cultivos de uso ilícito, desarrollo de infraestructura vial, extracción de minerales y recursos naturales e incendios forestales.
Lo que es más preocupante es que el 95% de esa tala descontrolada se encuentra concentrada en 7 departamentos del país: Caquetá, Chocó, Meta, Antioquia, norte de Santander, Guaviare y Putumayo correspondiendo el 60,2% al Amazonas.
5- Minería ilegal
Constituye una de las principales amenazas ambientales que enfrenta el país a raíz de la explotación minera de oro a cielo abierto. Se calcula que ya en el 2014, el país tenía más de 78.939 hectáreas afectadas por las redes criminales.
El problema reside en que la actividad ilegal está ocasionando el 46% del daño ecológico en la selva del Chocó, el principal pulmón del país.
Aunado al hecho de que las redes de narcotráfico y grupos armados se han asentado alrededor de las minas ilegales de oro del Chocó, lo que además de destrucción ambiental ha generado violencia y pobreza.
Según la Contraloría General de la República en Colombia, existen más de 30 ríos contaminados por la actividad ilegal minera del oro, y más de 80 contaminados con mercurio.
6- Monocultivos y cultivos ilícitos
Por monocultivos se entiende a grandes extensiones de terreno donde se plantan árboles y otro tipo de plantas de una sola especie únicamente.
Esta situación está generando la pérdida de la biodiversidad y la degradación de suelos en el país colombiano.
En Colombia se está llevando a cabo la siembra ilegal de palma africana en todo el norte del país, lo que está afectando a diversas comunidades a nivel ambiental y humano, pues sus tierras están siendo invadidas y sus derechos humanos violentados.
7- Uso de palma africana en la generación de combustibles
En Colombia se está mezclando el 10% del biodiesel de palma con diésel, lo que está contribuyendo a la escasez de esta importante materia prima local.
A la vez que se está realizando un cultivo intensivo, lo que además de contaminar al medio ambiente ha dañado numerosos hábitats y bosques.
8- Basura
Informes oficiales indican que Colombia generó 9 millones 967 mil toneladas de basura durante el año 2015. El 96.8 % de estos desechos sólidos fueron vertidos en rellenos sanitarios, la mayoría de los cuales está llegando al final de su vida útil.
De las 32.000 toneladas de basura diaria que se producen en el país, apenas se alcanza a reciclar un 17%.
De 147 rellenos que operan en Colombia, 13 funcionan con la licencia de funcionamiento vencida, a otros 20 les queda poco menos de un año de vida útil. Así mismo, 21 rellenos tienen solo de 1 a 3 años de capacidad y a 41 de ellos solo podrán operar entre 3 y 10 años.
En las áreas donde se localizan estos rellenos sanitarios, son evidentes los problemas sociales y de contaminación que se generan, afectando a las comunidades que deben convivir a diario con malos olores y enfermedades.
Otros datos oficiales estiman que cerca del 30% de los residuos sólidos que se producen en más de la mitad de los municipios colombianos son vertidos en rellenos a cielo abierto. Cada habitante en Colombia genera en promedio 0,71 residuos por día. 70% de ellos son materia orgánica.
En las grandes ciudades la situación es mucho más compleja. Solo en Bogotá se generan 2 millones 102 toneladas anuales. En Cali la producción de basura es de 648 mil 193 toneladas, en Medellín 612 mil 644 toneladas, Barranquilla 483 mil 615 t y en Cartagena 391mil.
9- Contaminación sónica
En el país unos 5 millones de personas (11 % de la población total), padecen problemas de audición debido a la exposición permanente a ruidos y otros agentes dañinos para el oído.
Entre la población económicamente activa en edades comprendidas entre 25 y 50 la pérdida de audición por la contaminación sónica y el ruido es de un alarmante 14 %.
En atención a las normas y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, en Colombia fue establecido un máximo de 65 decibeles (dB) durante el día y 45 en las noches en zonas residenciales. En las zonas comerciales e industriales el nivel de tolerancia alcanza los 70 dB en el día y 60 dB en la noche.
La contaminación sónica es producida por el transporte terrestre, para el cual no existen normas que regulen el ruido excepto tocar cornetas. Igualmente, el transporte aéreo, el comercio formal e informal, las discotecas y bares, la industria y los paticulares.
10- Salinización de los suelos
La degradación de los suelos por la salinización, es un proceso químico que se produce de forma natural o inducida por el hombre.
Se estima que el 40 % del territorio colombiano, es decir, unas 45 millones de hectáreas, está afectado de alguna manera por la erosión. Un 2,9 por ciento (3,3 millones de ha) padece una erosión severa o muy severa, 16.8 por ciento (19,2 millones de ha) presenta una erosión moderada y 20 por ciento (22,8 millones de ha) una erosión ligera.
En el 2,9 % afectado por la erosión severa no hay posibilidad alguna de fertilidad de la tierra, ni tampoco que esta pueda cumplir sus funciones de regulación y almacenamiento de agua y sea útil a la biodiversidad.
Los departamentos más afectados debido a la degradación por erosión que supera el 70 % son: Cesar, Caldas, Córdoba, Cundinamarca, Santander, La Guajira, Atlántico, Magdalena, Sucre, Tolima, Quindío, Huila y Boyaca.
El Estado colombiano se ha transformado a lo largo de los últimos lustros hacia la dimensión ambiental, en lo relativo a la planificación urbana, para cumplir con los pactos internacionales con los que se ha comprometido. Es posible decir que Colombia cuenta con normas e instituciones de diferente índole que permiten plantear programas y proyectos relacionados con la dimensión ambiental de las problemáticas urbanas enmarcadas en la contradicción conceptual del desarrollo sostenible, que se extrapola aún más si se tiene en cuenta la brecha entre el monto de las inversiones en pro de la sostenibilidad frente a los demás pilares del Plan Nacional de Desarrollo. Por ejemplo, el capítulo “Crecimiento sostenido” acapara más del 50% del presupuesto (Ministerio de Hacienda y Crédito Público, 2011). La dimensión ambiental urbana en Colombia, y en general en todos los ámbitos, está paradójicamente institucionalizada y legislada, en el marco de una política hegemónica que no le da cabida. Esto claramente se refleja en la insuficiencia de los mecanismos de control, así como en el presupuesto dedicado.
La presencia de la dimensión ambiental en las problemáticas urbanas contemporáneas es inminente y su estudio debe hacerse de manera multiescalar, enfocándose en lo local, lo regional y lo global. Las tragedias humanas producidas por fenómenos naturales han evidenciado la necesidad de entender esta dimensión compleja que los estudios geográficos integrados y los avances tecnológicos hacen cada vez más alcanzable. El corpus teórico que la sustenta, dentro del discurso CUADERNOS DE VIVIENDA Y URBANISMO. ISSN 2145-0226. Vol. 4, No. 7, enero-junio 2011: 90-109 106 posmoderno, es ecléctico y su campo de acción es interdisciplinar y da cabida a enfoques cuantitativos, cualitativos o mixtos. En el ámbito académico son valiosos los aportes que se proponen desde la ecología, las ciencias biofísicas, la arquitectura y que repercuten en otros campos, como la economía, el derecho y el ordenamiento territorial. El contexto de la globalización y el discurso neoliberal determinan en varios aspectos la toma de decisiones en relación con la dimensión ambiental urbana. Por un lado, la red global de monopolios localizados en las ciudades globales interconectadas han transformado los territorios locales y generado efectos ambientales evidentes (contaminación del aire, el agua, los suelos, urbanización de suelos productivos, la explotación voraz de la biodiversidad, etc.), relacionados con el crecimiento urbano, la relocalización de la industria, la construcción de “islas y archipiélagos” de las élites y la informalización y crecimiento de la periferia pobre. Por otro lado, las organizaciones supranacionales han influido en la construcción de la institucionalidad y las normativas nacionales como una medida para suavizar los efectos del modelo neoliberal y crear la ilusión de la sustentabilidad del desarrollo. En Colombia existen casos puntuales que han tratado la dimensión ambiental de las problemáticas urbanas a partir de apropiación de la modernización ecológica (Huella Ecológica de Bogotá, CCCS, revisión del Código de Construcción), a partir de la inclusión de temas ambientales en la planeación como una posibilidad de participación ciudadana (Fundación Cerros de Bogotá) y como práctica social organizada desde el Estado y las organizaciones supranacionales (legislación colombiana y firma de acuerdos internacionales). Colombia cuenta con una extensa legislación e institucionalidad, de gran complejidad burocrática, sobre la que pueden apoyarse iniciativas frente a las problemáticas ambientales urbanas desde la sociedad civil, la academia, las organizaciones no gubernamentales y las instituciones estatales. Por lo tanto, promover la sensibilidad y conciencia frente a la dimensión ambiental urbana, dando argumentos científicos, utilizando por ahora al máximo los pocos espacios y recursos económicos que deja el sistema estatal y abriendo nuevos espacios de libre expresión, relacionados con las tecnologías de la información y las comunicaciones, permitirá que los diferentes actores sociales, empezando por la ciudadanía, alcen la voz para alcanzar un cambio de paradigma desde el que se tomen las decisiones más sensatas para que la vida cotidiana sea más confortable y la vida futura sea posible en las áreas urbanas colombianas y en el resto del planeta.


EL POT ( PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL)



ACTIVIDAD
1- Hacer lectura
2- hacer mapa temático
4-En que aspectos cree Usted que le ha contribuido el ordenamiento territorial hasta el momento en Colombia. Explicar
5- Escriba el análisis de las tabla1 y gráficas 1
EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL EN COLOMBIA.
El ordenamiento territorial en Colombia, en su enfoque planificador, ha sido enriquecido conceptualmente y definido en sus alcances, por diversas normas constitucionales y legales que establecen e instrumentalizan políticas de intervención del Estado sobre el orden territorial existente. Dentro de estas políticas, las sectoriales constituyen directrices o determinantes de los planes de ordenamiento territorial. Se destacan las políticas de ordenamiento ambiental, de desarrollo económico, social y cultural, de ordenamiento de áreas geoestratégicas y de manejo de la división territorial. La territorialización de estas políticas, dentro de un contexto de desarrollo territorial sostenible y armónico, constituye el reto del ordenamiento territorial. Ordenamiento territorial, ordenamiento ambiental, desarrollo rural, desarrollo cultural, desarrollo económico, ordenamiento de áreas geoestratégicas, ordenamiento municipal, ordenamiento distrital.
El ordenamiento territorial de un país, región o entidad territorial es el resultado de la incidencia espacial de las políticas ambientales, las políticas sectoriales de desarrollo (económico, social y cultural) y de manejo político-administrativo del territorio. 
La política de ordenamiento territorial, como estrategia de planificación, procura vincular las políticas anteriores al territorio, dicho en otras palabras, territorializar las estrategias de desarrollo (Massiris, 1991, 1993, 1997), lo que evidencia la estrecha relación que existe entre desarrollo y ordenamiento territorial y, en consecuencia, entre las políticas de desarrollo y el modelo territorial presente y futuro. Relación de doble vía: las políticas sectoriales de desarrollo, ambientales y político-administrativas constituyen directrices o determinantes para las políticas de ordenamiento territorial y éstas últimas establecen, a su vez, el modelo territorial de largo plazo que guiará la formulación de objetivos y estrategias sectoriales de desarrollo, ambientales y político-administrativas. De acuerdo con lo anterior, los planes de ordenamiento no son independientes de los planes de desarrollo ni de los de ordenamiento ambiental. Los planes desarrollo, a partir de sus acciones sobre la actividad productiva, la infraestructura vial, de transporte, de servicios públicos y sociales, etc. inciden sobre el orden territorial. Cuando esta incidencia no es espontánea sino orientada, dirigida, planificada, entonces los planes de desarrollo se convierten en planes de ordenamiento territorial, pues, como es ya ampliamente conocido, el OT no ordena áreas, sino las actividades que se realizan en el territorio en cuanto a su localización y a la distribución regional equilibrada de los beneficios y oportunidades asociadas con tales actividades. 
Del mismo modo, los planes de ordenamiento y desarrollo territorial al incorporar estrategias de manejo sostenible de los recursos naturales y preservación de condiciones ambientales adecuadas para la vida humana, se convierten en planes de ordenamiento y desarrollo territorial sostenible, lográndose así, la integración entre ordenamiento, desarrollo y sostenibilidad presente en la Constitución Política. El ensamble y armonización de los planes sectoriales, ambientales y territoriales plantea a cada nivel territorial un reto muy importante de cuyos resultados dependerán, en gran medida, los éxitos o fracasos futuros de la naciente política de ordenamiento territorial. 
En el presente artículo se hace un esfuerzo de sistematización y análisis de estas normas con especial énfasis en las referidas al ordenamiento ambiental, al desarrollo económico, social y cultural, al manejo de áreas geoestratégicas y de división territorial. Del mismo modo, se analizan los elementos conceptuales e instrumentales del ordenamiento territorial, a partir de la Ley 388 de 1997, en la cual es posible observar la manera como el Estado colombiano ha previsto la territorialización de las políticas sectoriales, especialmente en el nivel municipal. Todo ello, con la intención de contribuir a una mejor comprensión de las relaciones entre las políticas ambientales, de desarrollo sectorial y de ordenamiento territorial, sus condicionamientos mutuos y la imbricación existentes entre éstas.
INFRAESTRUCTURA. El actual atraso en la infraestructura se ha convertido en una limitación para alcanzar el crecimiento adecuado en las diversas actividades económicas de Colombia. En esta medida, el Gobierno, en compañía del sector privado, implementó nueve proyectos con los que busca tener vías de calidad para poder llevar a cabo, de manera efectiva, las operaciones de comercio exterior, y así vender al país como centro de desarrollo y crecimiento.
Colombia posee una ubicación estratégica y es considerada la puerta de entrada de Sudamérica y se ha convertido en el tránsito obligado para aquellas embarcaciones que necesitan llegar a las naciones que se encuentran ubicadas al Este y Oeste del país. Sin embargo, el Departamento Nacional de Planeación (DPN) expresa que durante el periodo comprendido entre el 2010 y el 2012 el estado colombiano presentó una de las geografías más fragmentadas y una de las mayores distancias entre los centros de producción y de consumo.

La Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI) señala que en los últimos años se ha duplicado la inversión en el sector al pasar de un 1,2% en el 2012 a un 2% en el 2013. De esta forma, ubica al país en el tercer puesto de naciones con mayor inversión en Latinoamérica. Sin embargo, pese a estos resultados y a los grandes cambios en infraestructura, Colombia tiene la misma calidad en sus estructuras viales que países como Zambia, Bolivia, Zimbabue y Camerún.

Igualmente, la CCI manifestó que a pesar de las inversiones, aún existen sobrecostos en el transporte, así como impactos económicos obtenidos por el rezago de la infraestructura. Ejemplo de esto son los USD1,3 millones que se pagan por demoras en el Puerto de Buenaventura, así como USD250 por cada viaje en carretera, como consecuencia de desvíos y baja calidad de las vías. También, USD15 para transportar por modo fluvial un barril de crudo y USD3.200 para trasladar un contenedor de Bogotá a Cartagena, mientras que enviarlo por medio marítimo a Shanghái tiene un valor tres veces menor.

No obstante, el DNP afirma que entre el 2011 y el 2013 se avanzó en los contratos de red concesionada ya que hubo un mejoramiento en más de 1.200 km de vías, la construcción de 554 km de doble calzada, 6,1 km de túneles cimentados y 127 puentes edificados.

Con el progreso de estos proyectos, las perspectivas de inversión en obras civiles para el 2014 son positivas. Se espera un incremento anual del 111,8% gracias a la construcción de vías desarrolladas a través de las concesiones de cuarta generación y a los proyectos para mejorar los sistemas de transporte de pasajeros.

Aunque existen varios obstáculos para el desarrollo de estos planes, como la falta de agilidad para adjudicar los contratos, la complejidad en el sistema contractual y la lentitud en la entrega de licencias ambientales, el Ministerio de Transporte estimó que para este año se contará con COP17,7 billones disponibles por concepto de regalías, de los cuales COP1,6 billones serán utilizados para la construcción de infraestructura.

A continuación se presentan las principales vigencias aprobadas por proyectos de inversión desde el 2014 hasta el 2027.
Tabla 1: Vigencias aprobadas por proyectos de inversión
Vigencias aprobadas por proyectos de inversión (Miles de millones de pesos constantes 2013)
Proyecto
2014
2015
2016
2017
2018
2019 - 2027
Total
Autopista Ruta del Sol
995
1.246
820
374
322
2.013
5.770
Corredores Arteriales de Competitividad
2.178
1.086
522
0
0
0
3.786
Sistema de transporte urbano de pasajeros
652
684
185
60
0
0
1.581
Contrato de concesión
645
302
117
63
63
167
1.357
Autopista Bogotá - Villavicencio
391
359
278
141
0
0
1.169
Construcción y mantenimiento red vial
754
_
_
_
_
_
754
Autopista de la montaña
97
94
92
89
86
0
458
Transversal de las Américas
11
95
76
_
_
_
182
Otros
373
150
64
31
31
338
987
Fuente: Elaborado por Legiscomex.com con información de la Cámara Colombiana de Infraestructura

De acuerdo al informe “La inversión en infraestructura en Colombia 2012 – 2020, eventos fiscales y requerimientos financieros”, de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), las cifras del DNP indican que los recursos proyectados para inversión hasta el 2020 llegarían a los COP112 billones. Este valor estaría dividido en cinco sectores: vivienda, ciudad y desarrollo territorial le corresponden COP16,6 billones, 15% del total. Le siguieron tecnologías de información y comunicación (TIC), con COP9,9 billones (9%); transporte urbano, con COP8,4 billones (8%); minas y energía, con COP13,7 billones (12%), y transporte, con COP63,7 billones (57%).

Así mismo, el informe expresa que este último sector contará con la alta inversión, casi el 0,8% del PIB, debido a que se distribuirá en las siguientes tareas: mantenimiento vial (COP9,8 billones), grandes proyectos (COP32 billones), conectividad regional (COP13 billones) y transporte férreo, fluvial, aéreo y portuario (COP8,7 billones).
EL SECTOR TRANSPORTE EN COLOMBIA
El 71% de la carga transportada al interior del país se moviliza por carreteras, el 28% en vías férreas, el 1% a través de los ríos y menos del 0,5% en avión, según el estudio “Indicadores del sector transporte en Colombia” al 18 de diciembre del 2013 realizado por la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo).

Mientras que la mayor parte de la carga de comercio exterior es enviada por el modo marítimo, al concentrar el 98%, seguido por el carretero, con el 2% y el aéreo, con menos del 0,5%.

De igual forma, estos indicadores explican que Colombia presenta un rezago considerable en la inversión en infraestructura de transporte y que requiere de grandes cambios para mejorar la productividad y competitividad de sus sectores productivos. Los requerimientos de inversión para el movimiento de carga son las obligaciones más grandes que hay en el país y abarcan tanto el mantenimiento y rehabilitación de las vías en mal estado, como un mejoramiento de la red vial y de los puertos marítimos y aéreos.

La brecha de inversión en Colombia corresponde al 8% del PIB y para compensar la demanda actual y futura de la infraestructura, el país deberá invertir el 3,1% del PIB anual entre el 2011 y el 2025. Es por esto que, Fedesarrollo estima que es necesaria una mayor participación del sector privado, ya que la mayoría de los proyectos para mejoras en el transporte son de bienes públicos que necesariamente requieren de financiación por parte del Gobierno.

Actualmente la condición de la red férrea en el país es pobre y menos de la mitad de la nacional se encuentra en operación. De acuerdo al documento el “El Transporte en Cifras”, la red ferroviaria está compuesta por un total de 2.180 km, de los cuales 1.610 km se encuentra a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y 184 km pertenecen a dos tramos privados que corresponden a Belencito – Paz del Río y Cerrejón – Puerto Bolívar. Adicionalmente, tres tramos que suman 386 km están sin rehabilitar y se encuentran a cargo del Instituto Nacional de Vías (Invías).

Por otro lado, existen 756 km que se encuentran en operación, en donde 592 km se utilizan para el transporte de carga y 164 km el para transporte de pasajeros. La ANI estima que alrededor de 1.322 km se encuentran deteriorados y presentan problemas de invasión del corredor férreo y hurto de la infraestructura.

Las concesiones por parte de la ANI para este medio de transporte están en aproximadamente USD212,2 millones e incluyen la rehabilitación y el mantenimiento de las vías entre Buenaventura y La Tebaida.

EN EL CASO DEL MODO MARÍTIMO, incluido los puertos, el Gobierno Nacional está haciendo esfuerzos importantes por aumentar la capacidad instalada en cada uno de ellos, ya que es un instrumento necesario para potenciar la competitividad del país. Debido a esto, el documento Conpes 3744 del 2013 presentó unos lineamientos de política portuaria en donde establece la necesidad de crear una nueva zona en el Pacífico Norte y de desarrollar y mejorar la infraestructura vial con el objetivo de mejorar la conexión entre los centros de carga, producción y consumo.

En los últimos años, la inversión pública en los puertos ha sido baja. Estos son financiados principalmente con capital privado lo que ha permitido eficientes mejoras. La participación privada en las zonas portuarias se ha traducido en una mejor operación, en menores tiempos para los barcos y, por lo tanto, en menores costos.

Para el comercio a través del MODO AÉREO una gran parte se encuentra concentrado en los escasos grandes aeropuertos que tiene el país. Colombia cuenta con un total de 621 pistas aéreas y 75 aeropuertos en jurisdicción nacional a cargo de la Aeronáutica Civil. El volumen de carga que se transporta de forma aérea es pequeño, pero el valor de las mercancías es alto, debido a los productos que se envían como oro, esmeraldas y flores, entre otros. Según Fedesarrollo, el 2013 totalizó 645.000 toneladas transportadas, de las cuales el 40% fueron importaciones y el 60% exportaciones. Aunque las importaciones han fluctuado en el tiempo, en promedio se mantienen constantes, así como la carga nacional que se envía a otros países por este mismo medio.

Por su parte, el transporte mediante el MODO FLUVIAL representa el 1,2% de las toneladas transitadas, se concentra en el río Magdalena y es utilizado principalmente para el movimiento de petróleo y sus derivados. En el 2013, según indicadores de Fedesarrollo, circularon aproximadamente 3,5 millones de toneladas de carga por este medio, aunque ésta ha disminuido en los últimos años.
¿Qué sucede con la logística para el comercio internacional?
La Encuesta Nacional de Logística del DPN muestra que el 37% de los costos logísticos en Colombia está concentrado en el transporte marítimo y el 33% en el internacional. Estos factores hacen que la logística represente hasta el 20% del valor del producto final, lo que le ha restado competitividad al país en los mercados mundiales.

Colombia debe ir hacia la nueva tendencia que apunta a la integración de los diferentes modos de transporte, para optimizar los servicios y reducir costos.

Para Édgar Higuera, director ejecutivo de la Cámara de Servicios Logísticos de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), el país podrá asumir los retos que traen consigo las firmas de tratados de libre comercio siempre y cuando se apunte a la construcción de dobles calzadas, se integren las vías de acceso a los puertos, terminales marítimos, aeropuertos y pasos de frontera. Así mismo, afirmó que si Colombia quiere competir a nivel mundial, es necesario que se tengan las carreteras principales y los pasos viales de las pequeñas ciudades en buen estado.

Para todo lo anteriormente mencionado, es evidente que el país requiere de mayores esfuerzos en materia de planeación y estructuración de proyectos de infraestructura, si lo que realmente se quiere es alcanzar un impulso en la modernización vial, especialmente en los próximos años.
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