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PROBLEMAS
AMBIENTALES DE COLOMBIA MÁS GRAVES
Los problemas
ambientales en Colombia,
como la contaminación atmosférica o la elevada deforestación, continúan generando
costes elevados en materia de salud y deterioro de recursos ambientales.
Para el año 2014, según el Atlas Global de
Justicia Ambiental, Colombia figuró como el país con mayores problemas
ambientales de América Latina, algo alarmante tratándose del segundo país en
biodiversidad en el mundo tras albergar el 15% de la fauna y flora de la
tierra.
Los principales problemas han sido
generados por la contaminación antropogénica, de la cual derivan actividades
como la deforestación, el comercio ilegal de fauna y flora, y la caza.
No obstante, han
sido las actividades industriales y los fuertes conflictos armados los que a su
vez han contribuido a acrecentar la crisis ambiental.
Para marzo del
año 2017, las autoridades locales de la ciudad de Medellín se vieron obligadas
a comunicar alerta roja por la intensa contaminación atmosférica producto de
los gases contaminantes emitidos por los vehículos y las industrias
mayoritariamente.
Si bien el
gobierno ha implementado diferentes políticas, normativas y estatutos
medioambientales con el objetivo de mejorar la calidad ambiental, diversos
problemas continúan presentes.
Principales problemas ambientales de Colombia
1- Contaminación atmosférica
Según el
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, las ciudades con
mayores problemas de contaminación atmosférica son Bogotá y Medellín.
Esto es debido a
que en ellas se condensan una elevada cantidad de contaminantes provenientes de
la industria y el transporte.
En Colombia, este
tipo de contaminación es ocasionada mayoritariamente por las industrias
manufactureras y las explotaciones mineras, junto a la quema de materiales
agropecuarios y los contaminantes de los automóviles.
La urbanizada
provincia antioqueña, el Valle de Aburrá, ha sido catalogada también como una
de las zonas más contaminadas de Colombia debido a tres principales razones.
En primer lugar,
al aumento del parque automotor, puesto que la cantidad de autos aumentó en un
304%, teniendo el 50% del parque automotor más de cincuenta años de antigüedad.
En segundo lugar,
la topografía de la zona, puesto que la cuenca en la que se ubica Medellín y
otros nueve municipios de Antioquia tiene una profundidad de 1 km y 7
kilómetros de largo, lo que genera que el 58% de la población se concentre en
esa zona generando una especie de “olla de presión” contaminante.
Y, por último, la
falta de zonas verdes es importante pues existe un déficit de más de 700
árboles.
Actualmente, este
tipo de contaminación es uno de los principales problemas pues día a día la
calidad del aire disminuye.
2- Contaminación hídrica
Desde el año
2011, el Instituto Nacional de Salud en Colombia reveló que la mitad de los
departamentos del país registran aguas contaminadas que se utilizan para el
consumo humano.
Una situación
alarmante originada porque los principales centros urbanos del interior de
Colombia han crecido de forma descontrolada alrededor de cuerpos de agua
continentales o marítimos.
Existen pésimas
condiciones de saneamiento básico, lo que ha contribuido al vertimiento de
aguas residuales y una inadecuada disposición de residuos sólidos que suelen
ser transportados por los ríos Magdalena, Cauca, San Juan y Patía
principalmente.
A pesar que
Colombia es el sexto país con la mayor oferta de agua en el mundo, el
Ministerio de Medio Ambiente de Colombia calcula que la mitad de sus recursos
hídricos se encuentran contaminados.
Esto se debe a
las inadecuadas formas de explotación minera y las actividades agroindustriales
donde químicos y pesticidas son arrojados a las aguas.
Hoy día, ciudades
como Barranquilla poseen sólo lagunas de oxidación antes del vertimiento de las
aguas, y en el caso de Bogotá, se estima que su plan de tratamiento de aguas
sólo procesa el 20% de los desechos que produce la población.
Esto se combina
con una gran falta de planificación urbana al encontrarse las principales
ciudades como Bogotá, Cali, Cuco, Magdalena y Medellín hídricamente colapsadas.
3- Destrucción del Chocó biogeográfico
El Chocó
biogeográfico es una zona que incluye territorios de Colombia, Ecuador y Panamá
y que alberga más del 10% de la biodiversidad del planeta.
El Chocó ocupa
aproximadamente el 2% de la superficie terrestre y es uno de los espacios
naturales más ricos del mundo. Sin embargo, una gran variedad de ecosistemas y
con ellos el 25% de las especies endémicas del mundo, están siendo destruidas.
En Colombia tiene
presencia en los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y en
menor proporción Antioquia.
Se encuentra
principalmente en peligro debido a las actividades de explotación de recursos
naturales y mineros que se han llevado a cabo en la zona, y por la destrucción
masiva de árboles y la comercialización ilegal de especies.
Colombia se
encuentra llevando a cabo dos proyectos en la zona. Uno respectivo a la construcción
del tramo faltante de la carretera Panamericana; y otro, consistente en la
construcción de un canal interoceánico.
Todas estas
actividades están originando la pérdida del espacio de mayor biodiversidad de
Colombia.
4- Elevada deforestación
La tasa de
deforestación en Colombia ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años,
situación que se ve reflejada en la pérdida de 178.597 hectáreas de bosque en
el año 2016.
Dicha tasa
aumentó en un 44% en ese año debido a la excesiva praderización, ganadería
extensiva, cultivos de uso ilícito, desarrollo de infraestructura vial,
extracción de minerales y recursos naturales e incendios forestales.
Lo que es más
preocupante es que el 95% de esa tala descontrolada se encuentra concentrada en
7 departamentos del país: Caquetá, Chocó, Meta, Antioquia, norte de Santander,
Guaviare y Putumayo correspondiendo el 60,2% al Amazonas.
5- Minería ilegal
Constituye una de
las principales amenazas ambientales que enfrenta el país a raíz de la
explotación minera de oro a cielo abierto. Se calcula que ya en el 2014, el
país tenía más de 78.939 hectáreas afectadas por las redes criminales.
El problema
reside en que la actividad ilegal está ocasionando el 46% del daño ecológico en
la selva del Chocó, el principal pulmón del país.
Aunado al hecho
de que las redes de narcotráfico y grupos armados se han asentado alrededor de
las minas ilegales de oro del Chocó, lo que además de destrucción ambiental ha
generado violencia y pobreza.
Según la
Contraloría General de la República en Colombia, existen más de 30 ríos
contaminados por la actividad ilegal minera del oro, y más de 80 contaminados
con mercurio.
6- Monocultivos y cultivos ilícitos
Por monocultivos
se entiende a grandes extensiones de terreno donde se plantan árboles y otro
tipo de plantas de una sola especie únicamente.
Esta situación
está generando la pérdida de la biodiversidad y la degradación de suelos en el
país colombiano.
En Colombia se
está llevando a cabo la siembra ilegal de palma africana en todo el norte del
país, lo que está afectando a diversas comunidades a nivel ambiental y humano,
pues sus tierras están siendo invadidas y sus derechos humanos violentados.
7- Uso de palma africana en la generación de combustibles
En Colombia se
está mezclando el 10% del biodiesel de palma con diésel, lo que está
contribuyendo a la escasez de esta importante materia prima local.
A la vez que se
está realizando un cultivo intensivo, lo que además de contaminar al medio
ambiente ha dañado numerosos hábitats y bosques.
8- Basura
Informes
oficiales indican que Colombia generó 9 millones 967 mil toneladas de basura
durante el año 2015. El 96.8 % de estos desechos sólidos fueron vertidos en
rellenos sanitarios, la mayoría de los cuales está llegando al final de su vida
útil.
De las 32.000
toneladas de basura diaria que se producen en el país, apenas se alcanza a
reciclar un 17%.
De 147 rellenos
que operan en Colombia, 13 funcionan con la licencia de funcionamiento vencida,
a otros 20 les queda poco menos de un año de vida útil. Así mismo, 21 rellenos
tienen solo de 1 a 3 años de capacidad y a 41 de ellos solo podrán operar entre
3 y 10 años.
En las áreas
donde se localizan estos rellenos sanitarios, son evidentes los problemas
sociales y de contaminación que se generan, afectando a las comunidades que
deben convivir a diario con malos olores y enfermedades.
Otros datos
oficiales estiman que cerca del 30% de los residuos sólidos que se producen en
más de la mitad de los municipios colombianos son vertidos en rellenos a cielo
abierto. Cada habitante en Colombia genera en promedio 0,71 residuos por día.
70% de ellos son materia orgánica.
En las grandes
ciudades la situación es mucho más compleja. Solo en Bogotá se generan 2
millones 102 toneladas anuales. En Cali la producción de basura es de 648 mil
193 toneladas, en Medellín 612 mil 644 toneladas, Barranquilla 483 mil 615 t y
en Cartagena 391mil.
9- Contaminación sónica
En el país unos 5
millones de personas (11 % de la población total), padecen problemas de
audición debido a la exposición permanente a ruidos y otros agentes dañinos
para el oído.
Entre la
población económicamente activa en edades comprendidas entre 25 y 50 la pérdida
de audición por la contaminación sónica y el ruido es de un alarmante 14 %.
En atención a las
normas y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, en Colombia
fue establecido un máximo de 65 decibeles (dB) durante el día y 45 en las
noches en zonas residenciales. En las zonas comerciales e industriales el nivel
de tolerancia alcanza los 70 dB en el día y 60 dB en la noche.
La contaminación
sónica es producida por el transporte terrestre, para el cual no existen normas
que regulen el ruido excepto tocar cornetas. Igualmente, el transporte aéreo,
el comercio formal e informal, las discotecas y bares, la industria y los
paticulares.
10- Salinización de los suelos
La degradación de
los suelos por la salinización, es un proceso químico que se produce de forma
natural o inducida por el hombre.
Se estima que el
40 % del territorio colombiano, es decir, unas 45 millones de hectáreas, está
afectado de alguna manera por la erosión. Un 2,9 por ciento (3,3 millones de
ha) padece una erosión severa o muy severa, 16.8 por ciento (19,2 millones de
ha) presenta una erosión moderada y 20 por ciento (22,8 millones de ha) una
erosión ligera.
En el 2,9 %
afectado por la erosión severa no hay posibilidad alguna de fertilidad de la
tierra, ni tampoco que esta pueda cumplir sus funciones de regulación y
almacenamiento de agua y sea útil a la biodiversidad.
Los departamentos
más afectados debido a la degradación por erosión que supera el 70 % son:
Cesar, Caldas, Córdoba, Cundinamarca, Santander, La Guajira, Atlántico,
Magdalena, Sucre, Tolima, Quindío, Huila y Boyaca.
El Estado
colombiano se ha transformado a lo largo de los últimos lustros hacia la
dimensión ambiental, en lo relativo a la planificación urbana, para cumplir con
los pactos internacionales con los que se ha comprometido. Es posible decir que
Colombia cuenta con normas e instituciones de diferente índole que permiten
plantear programas y proyectos relacionados con la dimensión ambiental de las
problemáticas urbanas enmarcadas en la contradicción conceptual del desarrollo
sostenible, que se extrapola aún más si se tiene en cuenta la brecha entre el
monto de las inversiones en pro de la sostenibilidad frente a los demás pilares
del Plan Nacional de Desarrollo. Por ejemplo, el capítulo “Crecimiento
sostenido” acapara más del 50% del presupuesto (Ministerio de Hacienda y
Crédito Público, 2011). La dimensión ambiental urbana en Colombia, y en general
en todos los ámbitos, está paradójicamente institucionalizada y legislada, en
el marco de una política hegemónica que no le da cabida. Esto claramente se
refleja en la insuficiencia de los mecanismos de control, así como en el presupuesto
dedicado.
La presencia de
la dimensión ambiental en las problemáticas urbanas contemporáneas es inminente
y su estudio debe hacerse de manera multiescalar, enfocándose en lo local, lo
regional y lo global. Las tragedias humanas producidas por fenómenos naturales
han evidenciado la necesidad de entender esta dimensión compleja que los
estudios geográficos integrados y los avances tecnológicos hacen cada vez más
alcanzable. El corpus teórico que la sustenta, dentro del discurso CUADERNOS DE
VIVIENDA Y URBANISMO. ISSN 2145-0226. Vol. 4, No. 7, enero-junio 2011: 90-109
106 posmoderno, es ecléctico y su campo de acción es interdisciplinar y da
cabida a enfoques cuantitativos, cualitativos o mixtos. En el ámbito académico
son valiosos los aportes que se proponen desde la ecología, las ciencias
biofísicas, la arquitectura y que repercuten en otros campos, como la economía,
el derecho y el ordenamiento territorial. El contexto de la globalización y el
discurso neoliberal determinan en varios aspectos la toma de decisiones en
relación con la dimensión ambiental urbana. Por un lado, la red global de
monopolios localizados en las ciudades globales interconectadas han
transformado los territorios locales y generado efectos ambientales evidentes
(contaminación del aire, el agua, los suelos, urbanización de suelos
productivos, la explotación voraz de la biodiversidad, etc.), relacionados con
el crecimiento urbano, la relocalización de la industria, la construcción de
“islas y archipiélagos” de las élites y la informalización y crecimiento de la
periferia pobre. Por otro lado, las organizaciones supranacionales han influido
en la construcción de la institucionalidad y las normativas nacionales como una
medida para suavizar los efectos del modelo neoliberal y crear la ilusión de la
sustentabilidad del desarrollo. En Colombia existen casos puntuales que han
tratado la dimensión ambiental de las problemáticas urbanas a partir de
apropiación de la modernización ecológica (Huella Ecológica de Bogotá, CCCS,
revisión del Código de Construcción), a partir de la inclusión de temas
ambientales en la planeación como una posibilidad de participación ciudadana
(Fundación Cerros de Bogotá) y como práctica social organizada desde el Estado
y las organizaciones supranacionales (legislación colombiana y firma de
acuerdos internacionales). Colombia cuenta con una extensa legislación e
institucionalidad, de gran complejidad burocrática, sobre la que pueden
apoyarse iniciativas frente a las problemáticas ambientales urbanas desde la
sociedad civil, la academia, las organizaciones no gubernamentales y las
instituciones estatales. Por lo tanto, promover la sensibilidad y conciencia
frente a la dimensión ambiental urbana, dando argumentos científicos,
utilizando por ahora al máximo los pocos espacios y recursos económicos que
deja el sistema estatal y abriendo nuevos espacios de libre expresión,
relacionados con las tecnologías de la información y las comunicaciones,
permitirá que los diferentes actores sociales, empezando por la ciudadanía, alcen
la voz para alcanzar un cambio de paradigma desde el que se tomen las
decisiones más sensatas para que la vida cotidiana sea más confortable y la
vida futura sea posible en las áreas urbanas colombianas y en el resto del
planeta.